¿Hace cuánto no miras las fotos de tu niñez con detenimiento? ¿Has mirado a los ojos de tu niño o niña en esas fotos? Este simple acto puede cambiar tu vida si tiene el mismo efecto que tuvo en mi mientras estudiaba en Nueva York. Te recomiendo que las busques hoy mismo y hagas el ejercicio que te voy a explicar aquí.Te cuento la historia en breve…
En mi libro, “Tu Mundo Happixs: 9 rutas para iluminar días nublados” hay una ruta, la número 4, donde comparto una historia personal de dolor que se convirtió en una historia de empoderamiento gracias a quizás la intuición de mi padre o a una combinación de esa intuición con su práctica de sicólogo y activista por los derechos y la dignidad humana. No contaré toda la historia pero algo de ella por que quiero que te beneficies de poder hacer el ejercicio.
Estudiando mi maestría en artes visuales en Nueva York, ya en mi último semestre tuve un suceso de separación muy doloroso. Un día cuando llego de clases me encuentro una nota. Luego de una relación de 10 años mi pareja me abandona sin despedirse. Hay entiendo que una persona que hace eso lo hace por miedo, por que no sabe manejar sus emociones, por que le falta madurez y por que hay mucho egoísmo en su ser en ese momento. Ya no lo tomo personal, ya perdoné y seguí con mi vida aunque me costó muchos años poder entender esto que escribo y poderlo perdonar para yo poder continuar mi camino en búsqueda del entendimiento de lo que es la felicidad.
Casi renuncio a terminar la maestría cuando faltaba poco. Menos mal que recibí un inmenso apoyo de mi familia. Mi padre, mi madre y hasta mi abuela me visitaron y me acompañaron. Pero justo antes de que llegaran en diferentes momentos a mi padre se le ocurrió la maravillosa idea de enviarme una carta. Pero no fue una simple carta. Era un sobre grande como con 7 fotografías blanco y negro de mi cuando pequeña que él mismo había tomado. Mi padre era fotógrafo aficionado, siempre tomándonos fotos.
Ahí te comparto algunas de las fotos que digitalicé un poco antes de comenzar el libro. Haciendo un ejercicio de reflexión del por que las fotos son importante para conectar con las personas ya sea en cartas, postales y hasta en mercadeo me encontré con el sobre guardado, aunque la carta no la he encontrado cuando vi las fotos fié que entendí el efecto que tuvieron en mi en ese momento en Nueva York y me salieron lágrimas.
Entendí el mensaje y el poder de mirarse a los ojos de niños cuando tenemos fotos con las cuales poder hacerlo. Recordé que cuando abrí el sobre y vi las fotos una sensación de alegría en medio del dolor se apoderó de mi. Leí la carta y puse las fotos en mi cama. Las miraba y recordaba la alegría de la niñez. Veía en mis ojos esa felicidad que tenemos dentro y que no depende de nada ni de nadie. Ahí comprendí el efecto de poder guardar nuestras fotos de niños, de que le guardes a tus hijos esas fotos y en su momento poder dárselas sin mucho que decir.
Ahí comenzó un proceso de sanación, empoderamiento y comenzar de nuevo. Los niños son los mejores que se adaptan a situaciones difíciles por que casi por instinto pueden enfocar en esa alegría. A veces son los miedos de los padres los que los contaminan.
Entonces, busca esas fotos por favor. Mírate a los ojos. Mira esa alegría que hay intacta en nuestro niño interior y rescátala. Mantén esas fotos cerca. Yo lo hago siempre.
Desde subirme el ánimo que tiene efectos de ayudar a la sanación física y emocional, este ejercicio es super positivo, divertido y te va creando esos momentos de alegría y agradecimiento que necesitamos para construir esa ruta de felicidad.
Aparte nos ayuda a hackiar la felicidad por que podemos mirar una de esas fotos y en un momento sacar una sonrisa que nos cambia el ánimo o compartir alguna historia con alguien y contra restar un momento negativo por varios minutos o por varias horas.
Recuerda, sólo necesitas UNA persona para comenzar a decidir ser felices, y esa persona eres TÚ.
Karmen Olmo
Happiness Culture Strategist